EL SOL DE MEDIANOCHE
La cuatro de la madrugada. Apoyada en la ventana de mi camarote me resistía ir a la cama. Era un espectáculo magnífico, lo había leído, visto en fotos e incluso en alguna película pero la realidad superaba toda expectativa. No quería perder ni un solo momento, las horas de sueño las recuperaría. Asi permanecí toda mi primera noche y juro que nunca me arrepentí.
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Crucero por el Báltico |
No he estado por ahi, quiero ir ya
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